Aún no debutó en el presente torneo de la B Nacional, pero se mantiene firme. Siempre es el primero de la fila a la hora de entrenar y uno de los puntales en la intimidad del vestuario de San Martín. Luciano González es un soldado de lujo que tiene Diego Cagna. Su trabajo no se limita sólo a prepararse física y futbolísticamente para serle útil al DT dentro del campo, sino que ayuda en el día a día para que el grupo humano siga consolidándose.

No baja los brazos a pesar de que la titularidad le fue esquiva durante este último tiempo. Le pone el pecho a las balas y redobla la apuesta. “Si bien uno entrena siempre para jugar, debe saber que acá lo más importante es hacer un aporte positivo desde el lugar que le toque”, explica “Lucho”, parte fundamental del plantel que logró el ascenso desde el Federal A y uno de los experimentados del grupo.

A pesar de no jugar, el central nacido en Concepción del Uruguay esta feliz porque pudo cumplir el sueño de volver al club a principios de 2016. “Cuando tuve la posibilidad de regresar, lo hice con el objetivo de aportar lo mío para que el equipo pueda salir del Federal A. Gracias a Dios hicimos una gran campaña y pudimos conseguirlo. Haber logrado un nuevo ascenso acá es algo hermoso, soñado”, jura, admitiendo que en Bolívar y Pellegrini encontró su lugar en el mundo. “Este club significa muchísimo en mi vida. Me marcó desde lo profesional y que me dio todo. Mi familia es hincha de San Martín; por eso lograr cosas importantes acá es algo que no se puede definir con palabras”, insiste el defensor.

En los pasillos de La Ciudadela se habla de que “Lucho” es más que un central férreo que deja la vida en cada pelota. Según aseguran, es de esos líderes positivos, necesarios en un plantel. Y él explica que su forma de ser la fue consolidando a la par de su experiencia. “Al ser uno de los más grandes siempre trato de apoyar y aconsejar a los demás. Desde que comencé a jugar tuve la suerte de tener compañeros que me enseñaron mucho y yo trato de hacer lo mismo ahora. Un buen grupo humano es tan importante o, incluso más, que un buen equipo. Entonces desde mi lugar trato de aportar a la causa”, dice admitiendo que trabaja para ganarse un lugar entre los titulares. “A pesar de que aún no jugué en este torneo, no bajo los brazos. Sigo trabajando con las mismas ganas. Estoy muy bien, quiero jugar pero respeto al técnico”.

A pesar de su edad, “Lucho” no piensa en el retiro. “Tengo sólo 36 añitos y no soy el más grande del plantel, jajaja. Por ahora sólo pienso en seguir adelante porque me siento bien. Además, tengo objetivos por cumplir”, avisa dejando en claro que llegar a Primera con la camiseta “santa” sería otro sueño. “Un broche de oro para mi carrera. A eso apunto”, sentencia González, un guerrero en todos los aspectos.

Pasaron dos meses desde el día en que el plantel de San Martín comenzó la pretemporada de cara a la parte final del torneo de la B Nacional. Y a partir de hoy apuntará a la vuelta al ruedo de manera oficial.

A pesar de que en el fútbol argentino devastado, ultrajado, poco serio y lleno de problemas nunca hay nada seguro, pareciera que el fin de semana, al fin, se reanudarán los diferentes torneos organizados por AFA. Por eso, la que arranca hoy, no será una semana más para Diego Cagna y compañía. Luego de mucho tiempo, en La Ciudadela comenzarán una semana de trabajo apuntando a un objetivo específico: Gimnasia y Esgrima de Jujuy, el rival en el regreso.

A las 9, en el complejo “Natalio Mirkin”, el plantel retomará los entrenamientos tras dos jornadas libres. Y allí, el entrenador comenzará a ultimar detalles en el equipo que pondrá ante los jujeños.

Luego de varias semanas donde pudo limar asperezas en cuanto al juego y corregir errores, Cagna debe ajustar las últimas piezas.

El DT cuenta con todos sus jugadores a disposición. Sólo César Taborda, que terminó la semana pasada con un problema en el pie, suma algo de preocupación. Pero nada grave, el “1” volvería a trabajar con normalidad hoy, justo en la recta final hacia el debut.